Las ideas sobre el padecimiento mental
- Dr. Junípero Méndez

- 2 sept
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Estimados lectores: siempre es mi intención aportar ideas para ampliar el criterio de la población sobre algún tópico de los que diariamente atiendo y estudio.
En la materia que imparto en el instituto de la Asociación Regiomontana de Psicoanálisis, uno de los temas iniciales versa sobre la definición de la salud y la enfermedad psicológica (psicopatología).
Es muy interesante discutir en las clases la manera en que ha sido explicada la conducta, el pensamiento y la emoción psicopatológicas, es decir, que causan sufrimiento y daño a la persona que las sufre y a quienes le rodean cercanamente.
En términos generales, la explicación de las alteraciones mentales y emocionales a lo largo de la historia ha sido de dos tipos:
La más antigua, cuyo origen es tan antiguo como los primeros grupos humanos, ha sido místico-religiosa: considerarlas como producto de una fuerza sobrenatural (demoníaca o divina), que viene de afuera del individuo.
Y que introduciéndose en su mente y cuerpo lo afecta, y hace que sufra, o se comporte de modo inapropiado o perjudicial para su funcionamiento en la colectividad.
Posteriormente, desde el periodo clásico grecorromano, la explicación asociada al desarrollo de la ciencia y de la medicina, y genéricamente denominada somatogénesis, supone que las enfermedades conductas anormales, se originan en un desequilibrio del interior del organismo, en particular del cerebro.
La etapa medieval marcó un retroceso a las explicaciones místico-religiosas.
Las teorías psicológicas más contemporáneas implican una interacción entre las experiencias vividas en las etapas más tempranas de la vida y en los posteriores sucesos y relaciones con las personas más cercanas, en combinación con una predisposición biológica, ya sea heredada o ya sea parte de la constitución y temperamento de la persona.
Es interesante advertir, por medio de escuchar a los pacientes y a sus familias, el cómo persisten en su pensamiento formas de pensamiento que asocian el sufrimiento psicológico y la enfermedad con el pecado, con un castigo divino o con la influencia de malos espíritus.
Esta creencia, aunque no declarada conscientemente por una gran parte de la sociedad, es lo que explica una buena parte del estigma hacia la enfermedad mental, lo cual retrasa su atención profesional.
Más interesante aún resulta encontrar que el estigma, o incluso la negación de que exista la enfermedad mental, sea sostenida por personas con importante preparación académica y nivel cultural.
Podríamos concluir que los pensamientos y modos de entendimiento, que la civilización va confeccionando para explicarse los fenómenos del mundo, entre ellos la enfermedad mental y emocional, persisten en gran parte de la colectividad, aunque de modos inconscientes o disfrazados, y que nunca son superados del todo, por nuevos conocimientos.




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