Existen muchas definiciones y técnicas de psicoterapia.
En este primer fascículo me refiero al tipo de psicoterapia que usa como herramienta a la palabra hablada, y que considera a los problemas o síntomas emocionales como producto de alteraciones en funciones psicológicas cuyo control no es consciente ni voluntario. Se le denomina genéricamente psicoterapia analítica.
El entendimiento de los síntomas como no voluntarios y de origen inconsciente es determinante de la técnica:
Por entendimiento la psicoterapia analítica no se propone ayudar al paciente a “pensar bien las cosas” ni ayudarle a usar el “sentido común”, ni dar consejos para una vida correcta.
Si tal se hiciera sería un procedimiento educativo, que no funciona para que el paciente resuelva sus síntomas.
La raíz de esta tendencia popular replica una noción medieval, cuando se consideraba a la enfermedad como consecuencia del pecado, de la conducta equivocada.
Lamentablemente aún en la actualidad muchos pacientes acuden con terapeutas que ofrecen este enfoque correctivo, y terminan con una visión devaluada de lo que los profesionales de la salud puedan ofrecer.
En buena parte tienen razón, pues pareciera que les dicen cosas obvias, o palabras bien intencionadas pero inaplicables: “no reaccione así”, “piense bien antes de actuar” y frases por el estilo, son totalmente inútiles para el paciente, pues son las reacciones o conductas que la propia persona ha tratado de controlar con su propia voluntad pero sin éxito.
La psicoterapia analítica en cambio, con una técnica que en principio suena extraña, busca y encuentra la solución de los síntomas y las conductas en la exploración de niveles de funcionamiento mental inconsciente, y la habilitación de funciones psicológicas altamente sofisticadas.
La mejora ocurre sin que el paciente pueda precisar con exactitud qué fue lo que le hizo cambiar.
En la siguientes publicaciones abordaremos las herramientas que la psicoterapia usa para este fin.
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